Historias breves vividas desde agosto 06 por una madre sin experiencia y su bebe dispuesto a aprender

viernes, 16 de febrero de 2007

Las nuevas noches

Tu dormías más o menos bien, pero en general de un tirón. Las 8:30 de la mañana de un sábado era primera hora de la madrugaba y quedaba mucha cama por delante. Y las siestas interminables delante de los documentales de canguros eran el mejor reconstituyente. Pero la personita de 70 centrímetos que ahora duerme a tu lado ha decidido que dejarse llevar en brazos de Morfeo no es su máxima aspiración en lo poco que lleva de vida y por supuesto, quiere que tu le acompañes en maratones por ver quién es el bebe que más madruga del mundo.
Y no intentes convencerle de lo contrario, pues los cinco meses de vida, tienen como efecto secundario una falta de capacidad de razocinio. Así que mis noches se han convertido en pequeños lapsos de sueño seguidos de comprobaciones de que todo (leáse sábanas, colcha, niño y cuna) se encuentra en su sitio, culminado con un despertar por gorgojeos a eso de las 8. Porque las madres somos muy tontas para eso. El niño duerme, el mochuelo de tu marido también ronca al lado, pero tu decides que lo mejor en ese momento es desvelarte y comprobar que todo está en orden. Que por supuesto, si lo piensas fríamente, si no fuera así, el niño lloraría desesperado y el mochuelo gruñiría. Pero tu, erre que erre, conviertes cada noche en un desvelo continuo.

jueves, 15 de febrero de 2007

Y si esto es un platano...

Y si esto es un plátano, esto debe de ser la guerra. Llega un día que al niño hay que dejar de endosarle el biberón por las tardes y te indican que con medio plátano, media naranja, media pera y media manzana sale un pure de rechupete. O al menos a ti te sabe a gloria, sobre todo si como yo sois fruteros. Pues por eso, tu te acercas confiado con la cuchara y sonrisa bobalicona, él que te ve, te mira de reojo y cierra la boca a cal y canto. Que no, que la fruta no se hizo para los bebes de cinco meses. No la quiere, llora, patalea y escupe. Pero como somos primerizos, decimos "esto es muy bueno porque son vitaminas", y nada tu máxima aspiración es que el niño se zampe la papilla. Y le echas leche, cereales, le quitas la naranja. Pero, eh¡, con cuidado, sin azucar ni galletas. Es como si la profesión médica se hubiera conjurado contra ti. Si es difícil darle de comer por primera vez con cuchara, demos un doble salto con tirabuzón y prohíbamos bajo pena de excomunión todo lo que pueda dar cierto gustillo al asunto. Total que he conseguido que se vaya tragando el papillaje con engaños, sin naranja, cogiéndole desprevenido y por supuesto, sin azucar ni galleta, no vaya a ser que haya algo en la tarea de criar a un hijo que pudiera ser fácil.

viernes, 9 de febrero de 2007

¿Dónde vamos perdiendo las neuronas?

El momento en el que procedes a "expulsar" a tu hijo de tus entrañas, y no es metáfora, debe ser también el de comienzo de la pérdida de la parte del cerebro que te otorgaba lucided, serenidad y cordura. A partir de entonces, el más mínimo sonido, babeo o guiño de los ojos del nene provoca un estado de delirio, para nada comparable con lo que hasta ahora tu considerabas cimas de la máxima felicidad.
Y viene esto al caso, porque el niño de mis entrañas, esta vez sí es metafórico, ha aprendido ayer a hacer el indio. Es tan simple como poner la mano en su boca y esperar a que él grite mientras que tu mueves la mano rítmicamente. Es tan simple como el mecanismo de un chupete, que sí, él también mueve de una manera tan graciosa...
La cuestión es que el embeleso de padres, tíos, abuelos y todo aquel con lazos de sangre con el niño es tal, que cualquiera que observe el momento desde fuera llegará a la conclusión de que se trata de una familia infectada por el virus de la simpleza. No es más que una mano dando en una boca...
Yo solo quiero saber si es posible que algún día mis neuronas y zonas grises culturizadas de mi cerebro se recuperen o a partir de ahora todo es cuesta abajo sin remedio.SOS

miércoles, 7 de febrero de 2007

Noches movidas

Es un tema tal vez típico, pero mi experiencia me dice que cuando tienes ante tí a un padre o madre novato, puedes estar horas debatiendo sobre las mejores formas para que tu rorro pase la noche de un tirón.
Y entonces ¿Por qué no compartir mi experiencia en la red?
El sujeto en cuestión tiene cinco meses y medio y no me puedo quejar. Come bien, duerme razonablemente bien (supongo que dormir hasta las 11 ya no entra en mi esquema de prioridades) y se ríe con todo...
Los problemas a los que nos enfrentamos son más bien de logística. Es increible como han pasado al olvido cosas tan comunes como cenar fuera, ir al cine o simplemente salir de compras sin que parezca que nos trasladamos de casa. Sí, la frase típica es "que todo eso es secundario frente a la sonrisa de tu hijo".
Eso está muy bien, pero yo confieso que de vez en cuando, te preguntas bajo que efectos etílicos te encontrabas cuándo tu y tu "susodicho" decidistéis que era el momento y os pusistéis a ello... Por supuesto, desde entonces esa fue de las contadas veces que dedicastéis tiempo a ese quehacer.
Nadie te prepara para lo que se te viene encima. Espero que al menos este blog sirva para comprobar que no soy un bicho raro por pensar "quien me mandaría a mi"