Historias breves vividas desde agosto 06 por una madre sin experiencia y su bebe dispuesto a aprender

viernes, 23 de noviembre de 2007

La huidiza paciencia

Las madres modelos existen, no son una entelequia lejana que sólo se aparecen en la conciencia de las madres de andar por casa. A mi no me suponen un estres, ya que no tengo aspiración de ser un ejemplo para el resto de la humanidad. Sí me embarga el temor a no controlar el límite entre lo correcto y lo incorrecto cuando trato con A. Ser primeriza supone construir una relación con tu hijo basada en nula experiencia. Y nunca se si es ese el camino correcto. Tal vez dentro de años tenga que desandar mis pasos al descubrir en A. a un monstruo incontrolable de los que veo todos los días por las calles. Nadie puede darme clases particulares sobre cómo educar a un hijo. Ese manual de instrucciones que he echado en falta tantas veces, se me hace más necesario que nunca ahora que él comienza a entenderme y a responderme, aunque sólo sea en forma de pataleo. Pero sobre todo, lo que más echo de menos, es la bendita paciencia que me faltó en muchos momentos de mi vida y que ahora demuestra sus carencias.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

24 meses en dos días

De repente me descubro descubriendo dos años... Lo que hoy me parecía ayer resulta que son 24 meses. Pienso que entonces ya casi existía A. o al menos la idea de alguien parecido a A. Y me sobresalto por el tiempo pasado, no por la cantidad sino por la velocidad. Si dos años han pasado en una semana, en lo que para mi es un año A. irá a la universidad y yo habré visto pasar su infancia a cámara rápida ante mi. Por eso me gustaría encontrar el mando a distancia que ordena a este aparato que es la vida y tener la oportunidad de darle en algún momento al pause. A lo mejor no lo haría, porque tengo ganas de ver a A. hablar, correr, ir por primera vez al cine, al zoo, su primer amor... pero siempre podría contar con la opción de hacerlo. Así al menos, podría mentalizarme del rápido paso del tiempo.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Siempre por su bien

Vivimos en un nuevo ambiente desde hace tres días. Las mudanzas nos afectan a todos profundamente pero A. parece ser el que más siente los cambios de habitat. Mira alrededor sorprendido del cambio de decorado y está irritado. Si ya es difícil ser un niño de un año en este mundo de uñas que le ha tocado llenar, debe encima pasar como una peonza de una casa a otra. Yo espero que A. sea feliz en esta nueva casa. Por su bien lo he hecho, pero es verdad que se hacen tantas cosas pensando en la alegría de los demás sin contar con ellos. Pero, ¿Como preguntas a un bebe que solo articula dos sílabas? Espero que con el paso de las semanas A. sepa apreciar los esfuerzos que hacemos por él.

martes, 7 de agosto de 2007

Y si mi niño no...

Todos los padres queremos que el niño no se quede atrás y repasamos convulsivamente las muy variadas listas existentes sobre lo que el nene debe hacer si tiene X meses. Por supuesto, una letra pequeña como la de los medicamentos, te avisa de que no es una regla de tres y que cada niño es cada niño, pero tu no quieres asumir que el tuyo no sea parte de la masa y no haga lo que los demás. Y es curioso, porque mientras que en otras ocasiones queremos marcar diferencias y decir que nuestro hijo es único, ahora anhelamos que sea común y predecible. Queremos que sea especial, pero siempre suponga un "y yo más". Por supuesto, negamos cualquier efecto abuela y no nos gusta alabar en público lo bien que se toca el pie, pero corremos a comprobar que lo aprendido forma parte de la lista.
Somos anti encasillamiento, siempre que miremos con el rabillo del ojo, que estamos dentro de lo establecido.

jueves, 28 de junio de 2007

Las primeras enseñazas

El mundo es para los fuertes y nosotros no queremos que nuestros hijos se apeen de la vida en marcha, así que decidimos hacerles duros antes de tiempo, en previsión de las adversidades a las que tendrán que enfrentarse 20 años después. En un solo día A. ha aprendido que el agua generalmente es fría y ahoga, y que la idiosincrasia de una feria popular pasa por un ruido atronador y un aparatejo que gira contigo dentro. La piscina es el primer bautizo en serio de A. Tiene que aprender a no temerle al agua y a aguantar la tiritona, así que adentro con él. En la feria, el estruendo provoca un llanto desconsolado, pero aún así, le subimos a un ratón gigante que da vueltas pinchado en un tiovivo. Es la primera enseñanza de su corta vida, que esas dos personas que por lo general te colman de besos y caricias, se convierten de un día para otro, en dos seres abominables que sólo piensan en hacerte perrerías. La falta de un discurso coherente le impide mentarnos a la familia. Tal vez, las enseñanzas deberían aplazarse hasta que A. pudiera al menos opinar con un sí o un no. Pero entonces ya sería tarde, y el mundo habría partido sin él

martes, 19 de junio de 2007

A veces tengo complejo de estatua de cera. Me suele pasar cuando me preguntan por mis sentimientos o alguien comparte conmigo una confidencia sobre lo que sintió cuando... Yo he sido capaz de sosegar emociones y domar golpes de estado de mi yo interior, pero el efecto secundario es una cierta sedación ante lo que te rodea y la lentitud a la hora de reaccionar a los estímulos. No es que me esté poniendo compleja, es que con un hijo a cargo he comprendido que no me planteo dudas vitales y sesudas que otros se hacen sobre el futuro de su descendencia. Debe ser por mi forma de ser, pero actualmente me limito a comprobar que A. come, duerme, se ríe y me quiere como yo a él, sin querer ser consciente de que irá a un colegio, se peleará conmigo y con el mundo, buscará un trabajo, una casa y una pareja. El carpe diem siempre me ha dado mejor resultado y me gustaría que A. también fuera un poquito así, pero con un punto cauto y receloso, que le de una personalidad mejor que la mía. Al fin y al cabo, siempre hemos de suponer que procreamos para mejorar la especie, aunque el mundo se empeñe día a día en refutarnos.

viernes, 15 de junio de 2007

Eternamente a papillas

He decidido que mi A. no va a pasar nunca a la comida sólida. Decididamente las papillas y los biberones serán su dieta básica hasta que decida dejarme hecha un mar de lágrimas y vivir por su cuenta. Tengo razones de peso que pasan por un miedo atroz a los atragantamientos. Puedo soportar que se golpee la cabeza con la mesa por querer andar antes de tiempo, que chupe con admiración la suela del zapato, que intente meter los dedos en el enchufe o que se deslice poco a poco al borde de la cama con la intención de saltar al vacío. Pero siento un pánico sin control a las muecas que empieza a realizar cuando la saliva pasa de tomar su camino normal e investiga por su cuenta hacia los pulmones. Mientras le dé alimentos líquidos tengo la seguridad que ningún trozo de jamón o calamar traicionero me pondrá el corazón en un puño, así que aunque los dientes vayan apareciendo, estoy dispuesta a no claudicar en mi huelga de sólidos. Siento, sin embargo, que esa obsesión será vencida por la tocudez del niño ante un plato de garbanzos o un filete recien hecho. Los genes son los genes

martes, 12 de junio de 2007

Sueños rotos

El sueño de los niños no debería ser perturbado nunca y la única tarea de los padres y madres debería ser velar esas horas en las que los más pequeños comienzan a rumiar sus primeros pasos en la realidad. Por circunstancias domésticas, me he visto en la obligación de romper el hechizo de Morfeo de mi niño a horas intempestivas para él. Siento pena por introducirle a las costumbres viles de los hombres desarrollados, que madrugan para acudir a un lugar en el que ganarse el pan que llevarán a sus hijos. Mi A. no debería aún ser conscientes de esa tarea. Su sueño es sagrado, me reprendo, mientras sé que ya ha salido de casa hacia un lugar en el que unas manos cariñosas y dulces, pero que no son las mias, le cuidarán.
Me doy autocollejas por quejarme. La situación de mi niño es transitoria, pero existen millones de niños que se han visto empujados a la edad adulta y a los madrugones laborales sin posibilidad de vuelta atrás. El sueño perdido de esos niños esclavos ¿Quién se lo devolverá? Creo que no es malo que A. descubra un poco la realidad, para que pueda ser consciente de la fortuna que ha tenido por nacer donde ha nacido.
Esta noticia debería ser de obligada lectura para todos los padres del mundo:
Noticia HOY

martes, 5 de junio de 2007

Ata está aquí

Ansiosa espero la primera palabra con sentido del niño. En mi interior anhelamo que sea yo la elegida por él para iniciarse en los oscursos y misteriosos meandros del lenguaje. Está claro que en público no opino así y pregunto indistintamente por papa, mama, abuela y tata. Incluso le hablo de la mano, la oreja, el ojo o el diente. Y tengo pesadillas en las que decide lanzarse a dar trabajo a la sin - hueso cuando yo no estoy en casa.
Y un día, le pregunto "¿Quién soy yo?" y sale de su boca "ata". ¿Quien es ata? Una desconocida ha suplantado mi papel y me ha ganado la batalla. Tras de mi, su padre repite la pregunta. Ata. Comienzo a hilar los hechos. Las manos son ata, las naranjas son ata, los abuelos son ata y el perro de juguete es ata. Pasado el disgusto me pongo en el lugar de mi niño y comprendo su desesperación, al intentar comunicarme su sed y sólo poder decir ata. En fin, lo dicho, ata.

lunes, 14 de mayo de 2007

Y despues

Leo a mi querido Martín Garzo en El País y las lágrimas saltan sin poder reprimirlas. Supongo que hace dos años el mismo texto hubiera sido leído y a otra cosa, pero la maternidad ha hecho clic y respondo ante la posibilidad de que mi piojillo ya no sea tal y se convierta en un muchacho espigado y brutote con un ataque de pubertad imparable. Y me doy cuenta que ya van ocho meses y medio en la cuenta del debe y vislumbras el principio del fin. Y aunque sé que es imposible, me declaro egoista y pararía el tiempo y evitaría que mi niño pudiera disfrutar de todo lo que yo disfruto, solo por el placer de verle eternamente como ahora, sin preocupaciones, alegre y siendo yo su centro de atención. Despierto del ensueño, me vuelvo humana bondadosa y comprendo que llegará un día en que mis cuentos le suenen a charla inútil. Pero mientras, le disfruto.
Para mamas y papas primerizos, les paso el enlace al artículo de MG: ARTÍCULO

martes, 10 de abril de 2007

Malabarismos silenciosos

Con dotes circenses me descubro cada noche y cada mañana. El rorro duerme razonablemente bien, pero por si acaso, te desvives por no despertarlo cuando ha caido en brazos de Morfeo. Te quitas zapatillas, das saltitos, alargas el tronco hasta longitudes que desconocías. Todo para evitar que algún ruido le disturbe. Y cuando te has tumbado en la cama pensando que todo ha pasado, oyes rebullir al sujeto en su cuna y tu te quedas quieta, que a veces incluso ni respiras... Falsa alarma, sigue roncando y tu intentas ponerte a ello.

martes, 27 de marzo de 2007

Tener un hijo es sentir una cadena atada a tu tobillo de forma continua. No lo digo de manera quejosa ni enfadada. Es la simple constatación de un hecho. Ya puedes poner kilómetros entre tu y el, que siempre sentiras ese lazo que provoca que no puedas deshacerte de su imagen. Viene al caso esto porque he procedido a celebrar mi primer viaje sin el bebe. Era a una ciudad a una buena distancia de la mia. El primer día celebras las horas de sueño que ganarás esa noche. Durante la noche no paras de pensar en cómo estará el niño, por lo que duermes la misma cantidad que si hubiera estado junto a ti. El segundo día te lo pasas colgada del teléfono comprobando que el niño sigue en su sitio, entero y que no se olvide de ti, para lo que le gritas bobadas a través del móvil. La noche vuelve a ser una copia de la primera, con el desasosiego ya subido a tu espalda de manera continua. El tercer día es el del regreso y pasas las horas deseando llegar a casa para verle de nuevo. Certifico por lo tanto, que existe esa cadena, pero no lo digo con dolor sino con alegría.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Licenciada en mamitis, titulada en Matemáticas

Asumía con gusto o resignación, según el supuesto a aceptar, que se me presumiría paciencia, dulzura, capacidad de discernir entre varios tipos de lloros, resignación para dejar a un lado actividades comunes antes desempeñadas sin problemas, o carácter resolutivo ante las adversidades que me salieran al paso. Para eso y más estaba preparada. Pero no para que a mis estudios, que por tendencia juvenil se torcieron hacia las letras, tuviera ahora que añadir un curso acelerado de números.
Pruebe a calcular la cantidad de medicina que debe darle a su bebe de acuerdo con a) las indicaciones establecidas por el pediatra, b) las recomendaciones del prospecto. Es una tarea que además generalmente debes realizar con un niño desesperado (si le estas dando medicinas es que no anda muy cristiano) y un marido / pareja que subido a tu chepa farfulla contra el pediatra, las medicinas, los mocos y las técnicas de suministro de las medicinas.
Y tu te enfrentas al siguiente problema matemático: debe dar una dosis de 0,8 ml del X medicamento. Contará para ello con un gotero en el que no aparece señal ninguna. 0,15 ml del medicamento son 6 gotas. 1 ml del medicamento son 40 gotas. Y vamos, vamos que el marido / pareja más chilla y el niño no berrea, directamente se ha subido a tu cabeza y la golpea con lo primero que ha pillado.
Total, que tras hacer la cuenta de la vieja durante unos segundos, decides que aproximadamente le vas a endosar 35 gotas y veremos que pasa. El mio ha ido tolerando la dosis. Cruzo los dedos porque ahora me toca los 2,5 ml de Y con un cacito con divisiones aleatorias...

jueves, 1 de marzo de 2007

Nuestro monito amaestrado

Las relaciones de padres primerizos con otros homólogos me traen a la cabeza los comportamientos de los animales de los docus de la 2, que allí en la sabana africana se esfuerzan por mostrar su plumaje, cornamenta o cualquiera sea su principal atributo, cuando se encuentran frente a frente a un ejemplar de su especie y sexo.
Quiero decir, que si estando en un lugar cerrado en el que hay que esperar un tiempo, que oscila entre los 30 minutos o la eternidad, y en el que la única diversión es un cártel sobre el Mundial 82, es decir, en la consulta de un médico, se inicia una lucha titánica por demostrar a los que nos rodean las habilidades de nuestro rorro.
El mio anda ya, y dice papa y se toca los pies con las manos, y ya puestos, si el enfrentamiento es muy igualado, somos capaces de vender que el pequeñajo de 6 meses que te mira con cara asombrada desde un cochecito, controla ya la tabla del 9, dibuja sin salirse de la raya y prepara su ingreso en el Conservatorio.
Y cogen al niño, él que estaba tan tranquilo asombrado porque ha descubierto una cosa con cinco palos que se mueve delante de él al acabar su brazo, y anda nene, a hacer la función. "Pablito, nene, a ver cómo andas", "Azucena, ven con papa y cantame la canción"... Todo ello a ser posible en voz muy alta, por si alguno de los sufridores no se hubieran enterado que tienen un Einstein en potencia ante si. Y encima, aunque ellos no se quieren dar cuenta, el niño pasa de sus padres y no hace nada de lo que le piden y miran alrededor buscando una tabla de salvación.
Pero es más, se acercan a la víctima que más cerca tengan e intentan entablar una conversación. No pretenden ser amables durante la espera, sino que dan vueltas a la conversación hasta que encuentran un resquicio en el que colar cómo come el niño, cómo duerme el niño y de qué color son los granitos que le salen en el estómago.
En fin, que si en una consulta de un centro de salud cualquiera, el matrimonio de viejecitos que van a por recetas, decidieran aprovechar la espera para demostrar lo bien que tienen la memoria y cómo recuerdan todos los datos, a voz en grito y en medio de la sala (bueno, bien pensado, sí que suelen hacer eso), nos extrañaríamos. ¿Quién ha dado entonces beneplácito a los papas para tener un monito amaestrado que mostrar en estas ocasiones?

viernes, 16 de febrero de 2007

Las nuevas noches

Tu dormías más o menos bien, pero en general de un tirón. Las 8:30 de la mañana de un sábado era primera hora de la madrugaba y quedaba mucha cama por delante. Y las siestas interminables delante de los documentales de canguros eran el mejor reconstituyente. Pero la personita de 70 centrímetos que ahora duerme a tu lado ha decidido que dejarse llevar en brazos de Morfeo no es su máxima aspiración en lo poco que lleva de vida y por supuesto, quiere que tu le acompañes en maratones por ver quién es el bebe que más madruga del mundo.
Y no intentes convencerle de lo contrario, pues los cinco meses de vida, tienen como efecto secundario una falta de capacidad de razocinio. Así que mis noches se han convertido en pequeños lapsos de sueño seguidos de comprobaciones de que todo (leáse sábanas, colcha, niño y cuna) se encuentra en su sitio, culminado con un despertar por gorgojeos a eso de las 8. Porque las madres somos muy tontas para eso. El niño duerme, el mochuelo de tu marido también ronca al lado, pero tu decides que lo mejor en ese momento es desvelarte y comprobar que todo está en orden. Que por supuesto, si lo piensas fríamente, si no fuera así, el niño lloraría desesperado y el mochuelo gruñiría. Pero tu, erre que erre, conviertes cada noche en un desvelo continuo.

jueves, 15 de febrero de 2007

Y si esto es un platano...

Y si esto es un plátano, esto debe de ser la guerra. Llega un día que al niño hay que dejar de endosarle el biberón por las tardes y te indican que con medio plátano, media naranja, media pera y media manzana sale un pure de rechupete. O al menos a ti te sabe a gloria, sobre todo si como yo sois fruteros. Pues por eso, tu te acercas confiado con la cuchara y sonrisa bobalicona, él que te ve, te mira de reojo y cierra la boca a cal y canto. Que no, que la fruta no se hizo para los bebes de cinco meses. No la quiere, llora, patalea y escupe. Pero como somos primerizos, decimos "esto es muy bueno porque son vitaminas", y nada tu máxima aspiración es que el niño se zampe la papilla. Y le echas leche, cereales, le quitas la naranja. Pero, eh¡, con cuidado, sin azucar ni galletas. Es como si la profesión médica se hubiera conjurado contra ti. Si es difícil darle de comer por primera vez con cuchara, demos un doble salto con tirabuzón y prohíbamos bajo pena de excomunión todo lo que pueda dar cierto gustillo al asunto. Total que he conseguido que se vaya tragando el papillaje con engaños, sin naranja, cogiéndole desprevenido y por supuesto, sin azucar ni galleta, no vaya a ser que haya algo en la tarea de criar a un hijo que pudiera ser fácil.

viernes, 9 de febrero de 2007

¿Dónde vamos perdiendo las neuronas?

El momento en el que procedes a "expulsar" a tu hijo de tus entrañas, y no es metáfora, debe ser también el de comienzo de la pérdida de la parte del cerebro que te otorgaba lucided, serenidad y cordura. A partir de entonces, el más mínimo sonido, babeo o guiño de los ojos del nene provoca un estado de delirio, para nada comparable con lo que hasta ahora tu considerabas cimas de la máxima felicidad.
Y viene esto al caso, porque el niño de mis entrañas, esta vez sí es metafórico, ha aprendido ayer a hacer el indio. Es tan simple como poner la mano en su boca y esperar a que él grite mientras que tu mueves la mano rítmicamente. Es tan simple como el mecanismo de un chupete, que sí, él también mueve de una manera tan graciosa...
La cuestión es que el embeleso de padres, tíos, abuelos y todo aquel con lazos de sangre con el niño es tal, que cualquiera que observe el momento desde fuera llegará a la conclusión de que se trata de una familia infectada por el virus de la simpleza. No es más que una mano dando en una boca...
Yo solo quiero saber si es posible que algún día mis neuronas y zonas grises culturizadas de mi cerebro se recuperen o a partir de ahora todo es cuesta abajo sin remedio.SOS

miércoles, 7 de febrero de 2007

Noches movidas

Es un tema tal vez típico, pero mi experiencia me dice que cuando tienes ante tí a un padre o madre novato, puedes estar horas debatiendo sobre las mejores formas para que tu rorro pase la noche de un tirón.
Y entonces ¿Por qué no compartir mi experiencia en la red?
El sujeto en cuestión tiene cinco meses y medio y no me puedo quejar. Come bien, duerme razonablemente bien (supongo que dormir hasta las 11 ya no entra en mi esquema de prioridades) y se ríe con todo...
Los problemas a los que nos enfrentamos son más bien de logística. Es increible como han pasado al olvido cosas tan comunes como cenar fuera, ir al cine o simplemente salir de compras sin que parezca que nos trasladamos de casa. Sí, la frase típica es "que todo eso es secundario frente a la sonrisa de tu hijo".
Eso está muy bien, pero yo confieso que de vez en cuando, te preguntas bajo que efectos etílicos te encontrabas cuándo tu y tu "susodicho" decidistéis que era el momento y os pusistéis a ello... Por supuesto, desde entonces esa fue de las contadas veces que dedicastéis tiempo a ese quehacer.
Nadie te prepara para lo que se te viene encima. Espero que al menos este blog sirva para comprobar que no soy un bicho raro por pensar "quien me mandaría a mi"