Historias breves vividas desde agosto 06 por una madre sin experiencia y su bebe dispuesto a aprender

viernes, 15 de junio de 2007

Eternamente a papillas

He decidido que mi A. no va a pasar nunca a la comida sólida. Decididamente las papillas y los biberones serán su dieta básica hasta que decida dejarme hecha un mar de lágrimas y vivir por su cuenta. Tengo razones de peso que pasan por un miedo atroz a los atragantamientos. Puedo soportar que se golpee la cabeza con la mesa por querer andar antes de tiempo, que chupe con admiración la suela del zapato, que intente meter los dedos en el enchufe o que se deslice poco a poco al borde de la cama con la intención de saltar al vacío. Pero siento un pánico sin control a las muecas que empieza a realizar cuando la saliva pasa de tomar su camino normal e investiga por su cuenta hacia los pulmones. Mientras le dé alimentos líquidos tengo la seguridad que ningún trozo de jamón o calamar traicionero me pondrá el corazón en un puño, así que aunque los dientes vayan apareciendo, estoy dispuesta a no claudicar en mi huelga de sólidos. Siento, sin embargo, que esa obsesión será vencida por la tocudez del niño ante un plato de garbanzos o un filete recien hecho. Los genes son los genes

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